Si nosotros saliéramos de esos fundamentalismos, viéramos más allá del cuerpo un campo de energía, y más allá del campo de energía un campo de información, y en ese campo de información patrones de organización de una conciencia que es mayor; si restauráramos el tejido de la vida, y volviéramos a reconectar lo que hemos dividido sabiendo que no terminamos en la piel, y que comenzamos en nuestros sentimientos, nuestras palabras, nuestras ideas, nuestros pensamientos, que cada uno de nuestros pensamientos resuena con la última de las galaxias.
Si nos volviéramos a encantar con la vida, pero no para hacer un viaje cósmico hasta la última de las estrellas, sino para regresar al cuerpo, tomar posesión de él y maravillarnos de la magia y la danza de nuestras moléculas. Si pudiéramos hacer la integración entre el pensamiento, la energía y la materia y encontrar esos puentes que nos están uniendo, entonces restauraríamos la integridad, y al restaurar la integridad, descubriríamos en vivo y en directo qué es la salud.
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