Las personas van donde los sanadores y donde los curanderos, o donde los homeópatas, y osteópatas o los psicólogos transpersonales, no porque no crean en la medicina convencional, no. Eso no es cierto, ellos creen en la medicina convencional y frecuentemente creen en su médico y confían en su médico. Pero van donde los otros en busca de sentido, porque ellos no necesitan sólo que les quiten el dolor, necesitan sobre todo que su dolor tenga un sentido. Necesitan vivir una vida llena de significado.
Sanar es restaurar el mundo de los significados. Como todo sanador es un educador debe enseñarle, no sólo desde sus palabras, sino desde su actitud, desde su silencio, desde su acompañamiento, al paciente, a ver el mundo de otro modo. Es decir, ver el mundo desde otra perspectiva. Cambiar la posición del observador. Dejar de observar el mundo con los ojos de la carne y ver el mundo más allá de los sentidos, verlo desde la razón, pero más allá de la razón, verlo desde la intuición y más allá de la intuición, verlo desde el SER.
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