ABRAZARNOS
Decíamos que la del cómo era la pregunta que responde a todas las preguntas. Si abrazamos bien abrazamos mucho, por descontado. Si abrazamos bien abrazamos a muchos, eso es bien seguro. Si abrazamos bien estamos disponibles casi siempre, eso es seguro. Así quizás la siguiente pregunta sería ¿cómo vivir para abrazar bien?
Uno abraza a otros como abraza la vida.
Uno abraza la vida como se abraza.
¿Te abrazas? ¿Te aprecias, te conoces? Si no nos conocemos no conocemos nuestras necesidades reales, no cuidamos de nosotros, no nos nutrimos. Si desconocemos nuestras necesidades reales empleamos nuestro tiempo y nuestra energía, procurando satisfacer necesidades falsas, necesidades que parten del no ser, que tienen que ver con programaciones, deseos de otros, reclamos surgidos desde la coraza del carácter. Así nos alejamos del corazón, de la autenticidad, de la unicidad, de la realización.
Si no nos abrazamos y abrazamos la vida es porque no hubo alguien en nuestro origen que nos abrazara desde el alma, con frecuencia, con amor. Y está bien, si lo admitimos, si lo tomamos como punto de partida, está bien. No es necesario renunciar, no es inteligente seguir huyendo, no es constructivo negar las carencias. El primer movimiento para recibir ayuda real es creer que otra vida es posible, que otro mundo es posible. El segundo movimiento es elegirlo, vencer las falsas creencias de no merecerlo, abrirse.
Abrazar es estar abierto. Abrazar es dejarse abrazar y dejarse abrasar. Es vincularse desde dentro y dejarse conmover. Es dejarse tocar, no con la piel sino con el corazón y los sueños, no en la piel sino en el corazón y el alma.
Si te dejas tocar por el alma, el alma está en ti, su fuego nutre tu corazón y canta a cada una de tus células. Tu calor enciende a aquellos que miras, que tocas, que abrazas. Tu ejemplo inspira. Tu companía nutre. Tu presencia acompaña. Tu sonrisa ilumina. Tu alegría contagia.
Si te abrazas, si te quieres, si te reconoces, abrazas lo que te conviene, lo que te construye. Abrazar la verdad nos libera. Abrazar la responsabilidad nos madura. Abrazar el esfuerzo nos lleva a la fortaleza y la eficacia. Abrazar la sinceridad, la empatía y la apertura nos lleva a la amistad. Abrazar la inofensividad, la responsabilidad, la reciprocidad y la entrega lleva al amor. Abrazar el amor nos protege del falso amor, ese que siendo dependencia, apego, idealización nos niega, nos debilita y nos empobrece. Abrazar el amor es abrazar a un tiempo la valentía y la bondad ya que el amor no teme, el amor salvaguarda lo justo, lo noble, lo bueno.
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